Además, la desvela el alma de mujer que acaba de despertársele, complicándole la vida, que era simple como la del viento, que no sabe sino corretear por la sabana. Sentimientos confusos empiezan a moverse dentro de su corazón: hay una alegría que tiene mucho de sufrimiento, una esperanza estremecida de temores, una necesidad de sacudir la cabeza para ahuyentar una idea, y un quedarse inmóvil, en seguida, para que la idea vuelva.
Leo y releo las últimas líneas porque nunca volví a leer algo que me estremeciera tanto como este fragmento de Doña Bárbara. Un clásico que vale la pena volver a descubrir .