Le dejo a continuación este tragicómico pasaje de Señoritas:
Ardiendo de deseo de ver su alacena repleta de conservas caseras, Meg decidió empezar por las mermeladas. Le pidió a John que le trajera una docena de frascos pequeños y una cantidad extra de azúcar, porque la fruta de sus propios árboles estaba madura e iba a aprovecharla. Como John creía firmemente que "su esposa" era capaz de cualquier cosa, regresó a su casa con cuatro docenas de frascos, media bolsa de azúcar y un muchachito para que les ayudara a recoger la fruta. La joven dueña de casa se puso a trabajar, con el cabello recogido en una gorra y luciendo un delantal que hacía juego con ella. Estaba segura de tener éxito porque había visto a Hannah hacer mermelada cientos de veces. Pasó todo el día pelando, lavando e hirviendo la fruta, pero desgraciadamente, ésta no quería tomar punto. (...) De modo que todo ese día caluroso de verano, Meg luchó sola y, a las cinco de la tarde, se sentó en medio de la cocina toda revuelta y se echó a llorar.