Evo Morales, el presidente de Bolivia, renunció a su cargo el domingo 10 de noviembre de 2019, en medio de una profunda crisis política en el país. Esta renuncia se produjo después de semanas de controversia y protestas debido a las elecciones presidenciales de octubre, en las que Morales había sido declarado ganador para un cuarto mandato.
La renuncia de Morales fue precedida por la sugerencia del comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, general Williams Kaliman, de que el presidente diera un paso al costado para desbloquear la crisis política. Además, los policías de varias unidades se declararon en rebeldía, uniéndose a las protestas contra el gobierno.
El escrutinio de las elecciones
La crisis política en Bolivia comenzó con el escrutinio de las elecciones presidenciales del 20 de octubre. Esa noche, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) suspendió sorpresivamente el conteo rápido con el 83% escrutado, cuando se esperaba una segunda vuelta entre Morales y el candidato opositor, Carlos Mesa. Al día siguiente, el conteo rápido se reactivó con un 95% de avance y Morales fue declarado ganador en primera vuelta por un estrecho margen.
Estos movimientos del TSE generaron sospechas de fraude y llevaron a la oposición a denunciar un fraude descarado. Incluso la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea pidieron que se realizara una segunda vuelta. La OEA realizó una auditoría del escrutinio y determinó que era estadísticamente improbable que Morales hubiera ganado por el margen de 10% necesario para evitar una segunda ronda electoral. Además, encontraron actas físicas con alteraciones y firmas falsificadas.
La presión de las Fuerzas Armadas y la policía
La renuncia de Morales también estuvo influenciada por la presión ejercida por las Fuerzas Armadas y la policía en su contra. El general Williams Kaliman sugirió públicamente al presidente que renunciara para permitir la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad en el país. Además, los policías de diversas unidades se declararon en rebeldía y se unieron a las protestas contra el gobierno.
Esta combinación de presiones militares y policiales dejó a Morales en una situación de evidente debilidad, sin el apoyo de las fuerzas de seguridad y con una oposición cada vez más radicalizada que exigía su renuncia.
La radicalización de la oposición
La oposición a Morales se radicalizó a medida que se desarrollaba la crisis política. El presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, se convirtió en una de las caras más visibles de la oposición y comenzó a exigir no solo la renuncia de Morales, sino también la del Congreso, los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y el Tribunal Constitucional.
La auditoría realizada por la OEA y las protestas callejeras aumentaron la presión sobre Morales y su gobierno, y finalmente llevó a su renuncia.
La reelección de Morales y el contexto político
La crisis política en Bolivia también tiene un trasfondo más amplio: las reelecciones de Evo Morales. Morales gobierna Bolivia desde 2006 y buscaba asegurarse un cuarto mandato en las elecciones de octubre de 201Sin embargo, esto generó controversia debido a que la Constitución boliviana establece que solo se permiten dos mandatos presidenciales consecutivos.
Para lograr su cuarto mandato, Morales se amparó en fallos del Tribunal Constitucional que lo habilitaron como candidato nuevamente. Esto generó críticas y protestas por parte de la oposición, que consideraba que Morales estaba violando la Constitución y perpetuándose en el poder.
Además de la crisis política y la renuncia de Evo Morales, otro aspecto importante que ha sido objeto de controversia en Bolivia es el caso de Gabriela Zapata. Gabriela Zapata era una ex pareja de Morales y estuvo involucrada en un escándalo de corrupción que salió a la luz en 201
En ese momento, se reveló que Zapata había utilizado su relación con Morales para obtener contratos millonarios con el gobierno boliviano. Además, se descubrió que había falsificado documentos para respaldar sus actividades ilegales.
El caso de Gabriela Zapata generó una gran indignación en Bolivia y contribuyó a socavar la imagen de Morales y su gobierno. La oposición aprovechó este escándalo para cuestionar la integridad del presidente y acusarlo de nepotismo y corrupción.
Aunque Evo Morales negó su participación en los actos ilícitos de Zapata, el caso tuvo un impacto significativo en la percepción pública del presidente y contribuyó a la polarización política en el país.
La renuncia de Evo Morales y el caso de Gabriela Zapata son dos aspectos clave en la crisis política que vive Bolivia. Las irregularidades en las elecciones presidenciales, la presión de las Fuerzas Armadas y la policía, la radicalización de la oposición y el escándalo de corrupción de Zapata han contribuido a la caída de Morales y a la polarización del país.
La renuncia de Morales ha dejado un vacío de poder en Bolivia, y ahora es necesario elegir un líder interino, convocar nuevas elecciones y buscar la unión de un país polarizado. El camino hacia la estabilidad y la reconciliación en Bolivia será largo y desafiante, pero es fundamental para garantizar la democracia y el bienestar de su pueblo.