En este artículo, exploraremos la vida y el legado de Gabriela Laperriere, la primera mujer en ocupar un cargo de dirección en la izquierda argentina. Nacida en Burdeos, Francia, en 1866, Gabriela se convirtió en una destacada escritora, periodista y activista socialista en Argentina a principios del siglo XX.
Gabriela Laperriere comenzó su carrera como periodista en L'Independant y Le Journal en Francia, antes de trasladarse a Buenos Aires con su esposo, el médico higienista Emilio Coni. A lo largo de su vida, Gabriela se destacó por su lucha en defensa de los derechos de las mujeres y los trabajadores.
En 1901, Gabriela fundó la Liga Americana de Mujeres para la Paz y el Progreso, con el objetivo de evitar una posible guerra entre Argentina y Chile. A pesar de su delicada salud, Gabriela viajó a Santiago y logró establecer filiales de la Liga en varias ciudades latinoamericanas. Sus palabras en la conferencia de fundación resonaron en toda la región, llamando a la abolición de la aristocracia del dinero y la burguesía, y abogando por la autodeterminación del pueblo.
En ese mismo año, Gabriela se unió al Partido Socialista y comenzó a escribir para el periódico La Vanguardia. También se dedicó a denunciar las condiciones laborales de las mujeres y los niños en las fábricas a través de diversos trabajos de investigación y denuncia. Su lucha culminó en la presentación de un proyecto de ley para proteger a las mujeres y los niños en las fábricas, que sentó las bases para la posterior promulgación de la Ley 291 en 1907, después de su fallecimiento.
Una dirigente revolucionaria
Además de su activismo político, Gabriela también se convirtió en una líder sindical y participó en varias huelgas y conflictos laborales. En 1902, fundó el Centro Socialista Femenino junto a otras destacadas mujeres socialistas como Raquel Mesina y las hermanas Adela, Mariana y Fenia Chertkoff. Gabriela también colaboró con el Comité de Huelga de las obreras algodoneras de la fábrica Barolo y apoyó la lucha de la Compañía General de Fósforos.
A medida que el movimiento sindicalista revolucionario ganaba fuerza en Argentina, Gabriela se alejó progresivamente del Partido Socialista y comenzó a plantear públicamente su disidencia con la estrategia partidaria centrada en la lucha por las bancas parlamentarias. Aunque no coincidía plenamente con los sindicalistas revolucionarios, consideraba que el partido socialista no tenía en cuenta la experiencia de los trabajadores y no desarrollaba adecuadamente sus armas de lucha.
Legado y reconocimiento
Gabriela Laperriere falleció el 8 de enero de 1907 a los 40 años, debido a un infarto agudo de miocardio. A pesar de su corta vida, su legado como la primera dirigente del socialismo argentino y su incansable lucha por los derechos de las mujeres y los trabajadores perdura hasta el día de hoy.
En reconocimiento a su labor, la Ley 291 fue promulgada en 1907, estableciendo medidas de protección para las mujeres y los niños en las fábricas. Gabriela también dejó un impacto duradero en el movimiento sindical y el activismo político en Argentina.
Gabriela Laperriere fue una figura destacada en la historia del socialismo argentino y una pionera en la lucha por los derechos de las mujeres y los trabajadores. Su valentía y determinación en la defensa de los valores socialistas y la igualdad de género la convierten en un ejemplo a seguir para las generaciones futuras. Su legado perdura en las leyes y políticas que protegen a los trabajadores y en la lucha continua por la justicia social en Argentina.